miércoles, 24 de septiembre de 2008

Lluvias torrenciales

Pues sí... ayer tuvimos unas lluvias torrenciales en Alicante que dejaron impasibles a pocos. Yo no podía salir del trabajo porque el agua nos llegaba a los tobillos en la calle. Esta mañana, al ver las noticias... me he quedado atónita de ver lo que había ocurrido en Elche. Ríos y ríos de agua, cataratas improvisadas, casas inhundadas... pero ha habido una imagen que me ha sobrecogido. Gracias Xelo, por enviármela.

Y vosotros diréis... ¿y qué tiene esto que ver con la lluvia? Pues el otro día, en una comida familiar, charlaba con mis padres y hermanos sobre las gasolineras... sobre que no soy capaz de bajar a repostar y dejar a mi sobrina de 4 años en el coche. Siempre la he bajado del coche, estuviera dormida, despierta... ¿Soy una histérica? Pues no lo sé. Ellos me decían que no pasaba nada, que todo el mundo lo hace... que tal y que cual. Pero hoy... al ver esta imagen... ¡se me ha encogido el estómago! Y qué deciros cuando el locutor del telediario ha dicho que había un niño dentro de uno de los cohes... ¡QUE NO HA SUFRIDO DAÑO ALGUNO!
Y yo no he dejado de pensar... ¿y cuando la madre/padre/familia (fuera quien fuere), desde dentro de la gasolinera, ve que el techo se derrumba sobre su coche con su hijo dentro? ¿qué ha sentido? ¿se le ha caído el mundo encima? ¿podía moverse? ¿no le temblaban las piernas?
No juzgo a quienes lo hacen. Quizás sea yo quien deje a mi hijo dentro del coche para repostar algún día. No lo sé. Pero es algo que, hoy en día... no soy capaz de hacer. Y hoy, al ver esta imagen... me he alegrado de que así sea.

1 comentario:

PILI dijo...

Es increíble lo de las inundaciones!! Qué desastre para las familias que lo han perdido todo!! Las imágenes de la tele eran pavorosas.

Creo que haces muy bien con lo de no dejar a tu sobrina sóla en el coche, tampoco yo dejaría a mi peque ni un segundo sólo dentro del coche, nunca se sabe lo que puede pasar...Además yo añadiría que no sólo porque ocurriera en accidente sino porque hay tanto tarado suelto que da un poco de miedo dejar a un crío solo ni siqiera décimas de segundo.

Un beso.