martes, 28 de septiembre de 2010

Cumplemes

En ocasiones el hilo se tensa
En ocasiones se enreda más de lo previsto
En ocasiones se hacen unos terribles nudos
En ocasiones el hilo cambia de color
Pero siempre, siempre... UNE

Estamos de CUMPLEMES.
1 mes menos... estés donde estés


jueves, 23 de septiembre de 2010

Corazón sano o enfermo

Hoy he llegado a la conclusión de que las personas tenemos el corazón sano o enfermo. ¿Cómo está el tuyo?

Luqman quiso enseñar a su hijo la vida. Compró un burro y le dijo : “Salgamos al camino y haz lo que yo te diga”. Cuando fueron a llegar al primer pueblo, Luqman le dijo al muchacho: “Baja del burro, que yo permaneceré en él. Tu camina a mi lado y averigua después qué dicen los lugareños, una vez hayamos entrado”

Una vez dejado atrás la primera aldea, el muchacho dijo a su padre: “las gentes dicen que eres un padre cruel por llevar a tu hijo a pié mientras tú vas montado”

Prosiguieron camino, y al divisar la siguiente aldea, Luqman paró la montura y se apeó, dejando al muchacho sobre el asno, y empezó a caminar a la par del mismo, recomendando , una vez más a su hijo, que averiguara qué decían los lugareños. Tras atravesar la aldea, el muchacho dijo a su padre: “las gentes dicen que vaya hijo descortés, que monta el burro mientras su padre se fatiga andando”.

Anduvieron un buen rato más , hasta que delante de ellos apareció de nuevo un grupo de alquerías. Esta vez Luqman, no hizo descender al muchacho y de esta guisa, montados los dos sobre el animal llegaron al villorrio, y tras dar de beber al animal, y el muchacho averiguar lo que decía las gentes, partieron de nuevo .
“Padre, los del pueblo decían que éramos malas personas, inmisericordes, pues ambos dos montábamos al pobre animal, fatigándole en exceso”

Por último divisaron, antes de que cayese el día , un nuevo pueblito, y el padre hizo descender al hijo del burro, y así mismo él, entraron en la villa a pié con el animal cogido del ronzal.

“Qué dicen las gentes hijo?” le preguntó el maestro a su pupilo, tras dejar a sus espaldas el lugar. “Padre mío y maestro. Las personas decían que éramos idiotas por ir caminando sin montar el burro.”

El asno, el muchacho y Luqman, se perdieron en el horizonte mientras dejaban atrás estas páginas de un cuento, real como la vida misma.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El futuro

Pasamos la vida preocupándonos por el futuro, planeándolo, intentando predecirlo. Pensando que saber cómo será amortiguará el golpe. Pero el futuro cambia constantemente. El futuro es el hogar de nuestros miedos y de nuestras esperanzas. Solo algo es seguro, y es que cuando por fin se revela, nunca es como lo imaginábamos. Anatomía de Grey

martes, 7 de septiembre de 2010

Galletas

Una chica estaba en la sala de embarque de un aeropuerto. Mientras esperaba la salida de su vuelo, compró un paquete de galletas, el periódico y se fue a sentar a un rincón tranquilo para leerlo. Un señor se sentó a su lado y abrió su libro. Entre ellos estaba el paquete de galletas. La chica cogió una galleta y entonces el señor también tomó otra. Ella se quedó sorprendida, pero no le dijo nada. Cuando ella acabó su galleta y cogió otra, él tomó otra de nuevo, y así sucesivamente.

La chica estaba indignada, no se lo podía creer, ¡vaya caradura! ,¡era su paquete de galletas! ¡cómo se atrevía aquel señor, de una forma tan desvergonzada, a cogerle SUS galletas!. Cuando sólo quedaba una galleta, el señor la partió y cogió una de las mitades. ¡Era el colmo!. Estaba tan enfadada que se levantó bruscamente y se fue a otra parte de la sala porque estaba a punto de montar una escena.

Cuando entró en su avión y se sentó, al buscar en el bolso su móvil para apagarlo descubrió su paquete de galletas, ¡cerrado y sin abrir!... ¡Qué vergüenza!, fue entonces cuando se dio cuenta de que era ella quién había estado comiendo del paquete de galletas de aquél señor. ¡Qué metedura de pata!, ¡qué equivocación!. Además del bochorno, se dio cuenta de que aquella persona le había dejado a ella comer sus galletas sin enfadarse, ni alterarse, y que incluso le había dejado la última mitad. Pero ya no le podía dar ninguna explicación ni pedirle disculpas.

¿Cuántas veces sacamos conclusiones precipitadas?